domingo, 6 de mayo de 2012

Antecedentes de la guerra. - Parte 2

El camino hacia la guerra.

Desde 1937 hasta 1939, Alemania llevó a cabo la ampliación de sus fronteras por la fuerza. Hitler planeó una serie de acciones que permitirían al Reich la incorporación de algunos territorios. En 1938, el ejército alemán entró en Austria y Hitler proclamó el Anschluss, o incorporación de Austria al Reich, hecho expresamente prohibido por el Tratado de Versalles.

Realizado el Anschluss, Alemania se volvió contra Checoslovaquia por la cuestión de los alemanes a los Sudettes. Hitler concentró soldados en la frontera y exigió la incorporación de la región a Alemania. Las democracias occidentales respondieron débilmente a esta amenaza y propusieron la celebración de una conferencia internacional para tratar la cuestión.

Mussolini reunió la Conferencia de Múnich. En 1938, en la que participaron Alemania, Italia, Francia y Reino Unido. El acuerdo de Munich fue un triunfo total para Hitler, ya que los firmantes aceptaron la incorporación de los Sudettes al Reich. La guerra logró evitarse, pero fue a costa de nuevos éxitos nazis.

El ejército germano invadió Checoslovaquia en 1939, dividiendo el país: las regiones de Bohemia y Moravia se convirtieron en un protectorado alemán, mientras que Eslovaquia alcanzaba la independencia como país satélite de Alemania. Hitler demostró la creación de la Gran Alemania no satisfacía sus deseos expansionistas. Con la anexión de poblaciones no alemanas comenzaba la conquista del “espacio vital”.

La destrucción de Checoslovaquia hicieron ver a Francia y Reino Unido que sólo el uso de la fuerza podía frenar las constantes violaciones territoriales de Hitler. La integridad de Polonia, atacada por la prensa alemana con una violenta campaña que exigía la incorporación a Alemania de la ciudad Dánzing. Una alianza con la URSS podría ser decisiva para frenar a los nazis, pero los gobernantes británicos y franceses, profundamente anticomunistas, no mostraron demasiado entusiasmo pro alcanzar un acuerdo con los soviéticos.

En 1939 se firmó con Italia el llamado Pacto de Acero, una alianza defensiva y ofensiva. Pero en los días anteriores al inicio de la guerra la gran sorpresa fue la firma del pacto de no-agresión germano-soviético. Stalin sospechaba que las democracias intentaban dirigir el expansionismo alemán contra la URSS, por lo que no dudó en aceptar el pacto ideado por Hitler, que en sus cláusulas secretas le ofrecía una parte de Polonia. Representó una catástrofe para Francia y Reino Unido, ya que Polonia quedaba indefensa ante Hitler y se aseguraba poder combatir en un solo frente.

El 1 de septiembre de 1939, el ejército alemán inició la invasión de Polonia. Esta vez, Francia y Reino Unido cumplieron sus compromisos, y el día 3 declararon la guerra a Alemania. La Segunda Guerra Mundial había comenzado.

Dos sistemas de alianzas se enfrentaron en esta guerra. Las fuerzas del Eje, que agrupaban a Alemania, Italia, Japón y los pequeños países europeos que los apoyaron (Hungría, Bulgaria, Rumanía y Eslovaquia); y los ejércitos aliados, que estaban formados por Reino Unido y Francia, a los que se unió la URSS en 1941, y, a finales de ese año, Estados Unidos.

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